El Amor de mi Vida
El muy estimado don VICENTEBLO, fan, lector y promotor de este espacio y otros más, pregunta: "Vi una entrevista de algunos años atrás donde mencionabas que te basaste en una historia personal para crear esta novela. ¿Cómo te sentiste a escribir esta novela? ¿Por qué tus lectores debemos leer esta historia? ¿Cuál es el aporte de esta novela a la literatura?"
En 1989, después de 7 años de noviazgo con el amor de mi vida, la relación terminó. Yo había entrado a Televisa, en 1985 (saliendo de la carrera), a la edad de 24 años y, al parecer, la gran corporación y mi afán de destacar en el mundo del entretenimiento, me absorbieron a tal grado que mi novia se hartó y nos mandamos por un tubo. Quizá yo estaba demasiado ocupado en hacerme famoso y acepté esa ruptura. Después, conocí a una mujer de Chihuahua y decidí casarme con ella en mayo de 1990. Pocos días antes de mi boda, la mujer de mis sueños me suplicó que no me casara. No le hice caso; me casé con la de Chihuahua y tuve dos hijos. Jamás dejé de pensar en mi novia de los ochenta que, por su parte, también se había casado (su hija mayor nació el mismo año que mi hijo mayor, en 1992).
No me fue bien en mi matrimonio y me divorcié en 1999, justo cuando estaba al aire Mujeres Engañadas. La custodia de mis hijos fue compartida, pero, poco a poco, ellos pasaban más y más tiempo conmigo. Yo me podía hacer cargo de ellos gracias a mi oficio de escritor (trabajaba en casa). No dejé de soñar con mi alma gemela. Casi cada noche, tenía la misma pesadilla: que tenía que llamarle y el teléfono se derretía, o perdía el número o el teléfono no tenía los números completos. Pensaba que, si estuviera desahuciado en el hospital y me ofrecieran cumplir mi último deseo de moribundo, yo hubiera pedido verla a ella.
Novias y novias pasaron. En el fondo yo la buscaba a ella en todas las mujeres. Fracaso. Toda esta información se me fue acumulando como agua en una esponja. Era necesario darle una salida. Es así como empecé a escribir La Media Naranja que originalmente se llamó justamente Almas Gemelas. Cambié los géneros, así que la protagonista (es una mujer llamada Claudia) que se dedica a escribir telenovelas. Un día como cualquier otro, ella (yo) se encuentra con su alma gemela (en la novela se llama Vicente). Pero Vicente está casado y tiene dos hijas...
No voy a revelar lo que pasa en la historia de amor de la ficción. Solo que hay algunos elementos de la vida real: Claudia trabaja en una telenovela en la que la protagonista se embaraza y, para sustituirla, crea una situación en la que la actriz embarazada se quema y requiere de cirugía. Cuando termina la cirugía, aparece otra actriz... ¿les suena? Además, describo el ambiente en Televisa: el jefe, los ayudantes, las amantes, etcétera.
En la vida real, sí les puedo contar mi historia de amor. La mujer de mis sueños apareció en mi vida gracias a extrañas circunstancias del destino (para que, cuando vean las telenovelas, crean lo que sucede en ellas). El hijo menor de ella se hizo novio de la bisnieta de una tía-hermana mía. A través de mi tía me enteré de que el amor de mi vida se estaba divorciando. La busqué en el Facebook.
Nos casamos el 19 de diciembre de 2015. Tenemos 5 hijos entre los dos. Nos conectamos como si no hubieran pasado 26 años. La novela que escribí, como digo en las entrevistas, movió al universo. Cambió la energía.
Pregunta mi amigo VICENTEBLO: "¿por qué tus lectores deben leer esta novela?" La deben leer porque desde hace dos años y medio que no tengo ingresos (me quitaron la exclusividad en septiembre de 2018) y necesito cambiar mi BMW que es modelo 2014... Je, je... No, no es cierto. La deben leer, porque es muy entretenida. Es una novela fresca y apasionada, y rara. Hay pocos autores mexicanos que escriban historias con el solo propósito de entretener.
No me corresponde a mí hablar del valor literario
de La Media Naranja. Lo que sí puedo hacer es pedirles que la
compren y que la lean:
¡Escriban, comenten, pregunten, critiquen!
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