Discutir con los productores

Impera una tarde húmeda en el Valle de Anáhuac. La gran Ciudad de México se prepara para el fin de semana y yo, una vez más, los exhorto a que compren en Amazon la nueva edición de La Rueda de la Fortuna, que viene muy buena. Les va a gustar y se van a entretener muchísimo.

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Esta vez no tenemos preguntas de don VICENTEBLO, pero sí de ARMANDO. De hecho, es una sola pregunta, aunque, desde luego, interesantísima:

"Me gustaría que nos contara sobre los momentos no tan gratos de esta profesión de ser escritor de telenovelas, como por ejemplo, las razones por las que hubo discusiones con los productores con los que ha trabajado. ¿No respetaban acaso su conocimiento como profesional en este oficio?"

Las "diferencias creativas" con los productores ejecutivos de las telenovelas son frecuentes, mi estimadísimo ARMANDO. Creo que, debido a dichas discusiones es que el Sr. Emilio Larrosa decidió no incluirme en La Verdad Oculta en el año 2005 y el Sr. Osorio me "bateó" después de Sueño de Amor en 2016 (diciendo que me había "conseguido" trabajo con el Güero Castro).  

Algunas discusiones tienen que ver con los compromisos actorales que establecen los productores. En ocasiones, para contratarlos, les ofrecen determinado personaje y, sobre todo, una aparición constante. Sin embargo, como escritor de las historias, a veces, los personajes caducan o ya no funcionan. Es posible, entonces, que el productor ejecutivo te obligue a seguir desarrollando un personaje cuando tú, como dramaturgo, ya no le encuentras sentido o futuro. 

Mujer de Madera, la última telenovela que escribí para el Sr. Larrosa, no fue tan exitosa como otras que habíamos hecho juntos. Veníamos de los 240 capítulos de Las Vías del Amor que habían sido un éxito. Además, Mujer de Madera presentó muchos problemas, con el embarazo de Edith y la salida de Ludwika. Una de las discusiones tuvo relación con el personaje de Jaime Camil. En la telenovela, era alcohólico. En el focus-group, obviamente, las amas de casa no querían ver a Camil borracho, tocando fondo o teniendo conductas agresivas. Es un galán, un héroe y ellas "desean" verlo impecable. Don Emilio me dio la orden de "curar" al personaje de una manera rápida. Mi argumento era que sería inverosímil que alguien se "cure" del alcoholismo de buenas a primeras; que debía ser un proceso; que era importante mostrarle al público lo difícil que es salir de ese problema. El argumento de él, sin embargo, no se movió: las televidentes no lo quieren ver borracho. Punto.

En el caso de Sueño de Amor sucedió algo parecido. En las tres primeras telenovelas que hicimos juntos (todas adaptaciones), Una Familia con Suerte, Porque el Amor Manda y Mi Corazón es tuyo nos había ido muy bien. Sueño de Amor no estaba funcionando. Entonces, le propuse al Sr. Osorio algo radical: llamar a una actriz importante que le compitiera a la Monroe y enfermar al personaje de cáncer. La gente no quería a la Monroe y pensé que, si se sacarificaba, el público la vería con mejores ojos. Por eso sugerí la escena en la que se rapaba. Me costó mucho esfuerzo y muchas discusiones para lograr que el productor ejecutivo aceptara la idea. 

Bueno, esos solo son dos ejemplos de las broncas con los jefes. Supongo que es algo que sucede en todos los trabajos. Además, los productores ejecutivos, ahora, se creen escritores ¿no?

Los saludo con afecto y espero que no se hayan aburrido como unas ostras. Nos vemos pronto. No dejen de escribir.